jueves, 23 de septiembre de 2010

Bitácora, 20 septiembre


Al llegar a la universidad nos encontramos con la desagradable sorpresa de que no había clase, digo desagradable porque pude darme cuenta de que no sólo a mí me molesta que me hagan perder mi tiempo y más aun si es tiempo que podría emplear reponiendo energías y descansando; en fin, nadie me pudo responder por que no había clase, simplemente el profesor Mariño nos dijo que entráramos a la sala a abrir nuestros correos y se fue... luego pregunté a algunos compañeros si sabían que no había clase, pues se decía que el profesor había enviado un correo diciendo que no había clase, el cual por cierto nunca me llegó, pero la gran mayoría no sabía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario